lunes, 31 de diciembre de 2012

20121227 Subida al Pico Millaró o Brañacaballo desde Millaró

Hace un tiempo largo que no escribo, básicamente porque he estado parado por una lesión, durante los dos últimos meses y medio. Me comenzaron a salir brotes en las manos y pies, que tras la visita a un experto, psoriasis, así que un nuevo compañero de viaje para tener en cuenta a partir de ahora. Al final, el stress acaba saliendo por algún sitio, y los últimos 3 años de mi vida, han sido de todo menos ordenado que se pueda decir. Jornadas de 12 horas de trabajo casi a diario, más desplazamientos por toda la geografía nacional y parte de la europea. Días de conducir 1000 km, tener 5 reuniones, y estar en la carretera desde las 4 de la mañana hasta las 23 horas de la noche. He aprendido muchísimo de todos con los que he compartido tiempo en mi vida profesional, tanto de lo bueno como de lo malo, pero ha sido a costa de mi salud, y de mi tiempo personal y del de los míos. Toca respirar hondo, y seguir peleando, porque a eso me han acostumbrado desde pequeño.

La pelea de hoy surge como la pasada, un whatsapp con Roberto a las 21:13 horas del miércoles, y el jueves ya tenemos plan para todo el día. El cueto Millaró o Brañacaballo (2.182 m), con un desnnivel a superar de unos 800 m, dado que vamos a salir del pueblo que da nombre al cueto que lo preside, Millaró.

El día D, recojo a mi hermano que se nos une en esta ascensión, y a Roberto. Hay ganas de pasarlo bien, y ya hemos empezado a planear la hora de la comida, en el Ezequiel de Villamanín!!!!! que para los que no los conozacais, os recomiendo la visita, y más aún comer en el restaurante o probar sus embutidos. Os aseguro que os dejarán un buen sabor de boca, asegurado.

Llegamos a Millaró, a eso de las 10:10 horas de la mañana, y 20 minutos después, ya estábamos encaminando la entrada del pueblo, desde la entrada de la cantera, donde dejamos el coche. Para o variar en nuestras últimas aventuras, unos simpáticos mástines, nos reciben con un coro de ladridos, que se escucha desde las primeras rampas de la pista de tierra por la que comenzamos a subir.

Mapa del IGN de la ruta desde Millaró al cueto


Hemos divisado un poco más arriba mientras nos equipábamos en el coche, que otras 2 personas van delante nuestro, suponemos que hacia el cueto.

La nieve aparece tras 30 minutos caminando por la pista de ascenso
Tras salvar las primeras pendientes, justo en una bifurcación del camino donde subimos por la parte izda, nos encontramos un cazador en un puesto. Tendremos que tener cuidado, no sea que nos peguen un tiro. Un aliciente más para la aventura.

Comenzamos a ver nieve en los laterales de la pista, y tras 30-40 minutos desde que iniciamos la aventura, aparece la nieve en nuestro camino. Decidimos no poner las raquetas aún, pero tras otros 20 minutos caminando, hacemos una parada de avituallamiento, y ya calzarnos las raquetas, al menos mi hermano y yo, porque Roberto, no se las puso, básicamente porque "le da pereza pujar por las raquetas, no me molan nada", jajajajajajajaja

Peña Ubiña al fondo. Preciosas vistas de la montaña leonesa
Todo el macizo de la Ubiña

El paisaje comienza a ser más blanco y las vistas más espectaculares. Si he de ser sincero, en este punto, ya comienza a pesar la subida, llevamos unas 1:45 horas caminando, y las rampas son acusadas, y más después de 2 meses y medio parado.

Peña Ubiña entre las nubes a la derecha de la imagen, y las "3 Marías" en el centro de la imagen 
Roberto y mi hermano, con el objetivo al fondo. Pinta blanco!!!!
Debemos estar a medio camino de la cima aún. Qué guay!!!!
Tras otros 20 minutos caminando con las raquetas, ya solo vemos la cima del cueto cubierta de blanco. Se parece a nuestro pequeño Everest, otro más para la colección, y que sean muchos más!!!

Subiremos por la arista que se aprecia en la derecha de la imagen
Llevamos 2 horas desde que salimos, y no hemos vuelto a ver a nuestros compañeros que salieron un poco antes del coche, pero si hemos encontrado sus huellas desde que comenzó la nieve en el camino.

Ya estamos en la base de la montaña, para ascender a la cima. Son unos 300 m los que se ven hasta lo que parece la cima, pero nos van a costar 3 minutos el ascenderlos. Mi hermano tras los primeros compases del ascenso, decide quitarse las raquetas, porque la nieve está tan blanda, que la raqueta resbala a pesar de la puntera de acero que llevan. Yo decido dejarlos puestos, porque los míos agarran más, al tener en la suela dos dientes, uno en la puntera y otro en el medio del pie, que hacen el efecto de crampón.

Tras 150 m de arista subidos, comienza a soplar un ligero viento. 50 m más arriba, el viento hace que nos paremos, para ponernos los cortavientos que llevamos en las mochilas, porque lo que hasta ahora había sido un agradable paseo con buen sol y temperatura, se estaba convirtiendo en un temporal.

Seguimos subiendo, y el viento nos hace perder pie cada dos por tres.

A pesar del viento, estamos disfrutando como niños
Ya queda poco, y a pesar del viento y de ir 3 pasos para adelante y uno o dos para atrás, logramos llegar a la falsa cumbre que llevamos divisando todo el tiempo. Se trata de una especie de pradera amplia que recorre toda la cima de la montaña. Divisamos el vértice que hace de cumbre, y nos encaminamos hacia él. Hay que coronar como se debe hacer

Como sopla tú!!!!! que frío!!!
En la cumbre!!!Había que sujetar hasta las capuchas para que no te la levantase el viento
Preciosa foto de la cumbre, con las Ubiñas al fondo
Las vistas desde la cumbre, solo se pueden describir en la siguiente imagen, porque no hay palabras

A ver si adivináis donde está "el Espi"
Vemos hasta el pico Espigüete y los picos más cercanos de los Picos de Europa. La próxima si hay crampones y piolet, será "el Espi" en invierno.

Comenzamos el descenso, pero en lugar de volver hacia atrás sobre nuestros pasos, decidimos bajar por la cara noreste de la montaña, hacia un valle en el que se divisan pistas por donde poder regresar al coche.

Como nos gusta el reto y la aventura en lugar de bajar cómodamente por la nieve hasta la primera pista que vemos, decidimos "atajar" monte abajo, hasta el siguiente enlace, para no dar un rodeo. Lo que e principio parecía ahorrar tiempo y rodeo, pronto se convierte en un mar de ramas y monte bajo, que nos obliga a pelearnos con agujeros, nieve por la cintura, y un sinfín de problemas y dificultades para avanzar.

Casi todo el camino, vamos bajando, por medio de la nieve y las retamas de piornos y siestas, con la nieve por la cintura. Es una tarea complicada el llegar a nuestro punto del camino a donde nos dirigimos.

Cueto Millaró desde el camino de la bajada. Por ahí en medio del valle, es por donde hemos bajado
Tras otra hora y media peleando con las ramas y las trampas. Tras haber cruzado 3 riachuelillos, siempre caminando por la margen izquierda del valle, por fin, llegamos al punto del camino donde queríamos reiniciar la marcha por la cómoda pista forestal.

Cogemos nuevamente por la pista de la izquierda, que aunque a priori parece que te aleja del punto de destino donde dejamos el coche, en realidad da un giro por la falda del valle hacia la derecha tras 15 minutos caminando siempre descendiendo, para ponerte en el final del pueblo de Millaró en 30 minutos desde que cogimos la pista.

Llegamos cansados al coche, tras 5 horas de aventura  y 3791 kcal quemadas según el pulsómetro. Esto se merece una buena comida en el Ezequiel.

Solo os dejaré una foto que describe lo que comimos: