lunes, 31 de diciembre de 2012

20121227 Subida al Pico Millaró o Brañacaballo desde Millaró

Hace un tiempo largo que no escribo, básicamente porque he estado parado por una lesión, durante los dos últimos meses y medio. Me comenzaron a salir brotes en las manos y pies, que tras la visita a un experto, psoriasis, así que un nuevo compañero de viaje para tener en cuenta a partir de ahora. Al final, el stress acaba saliendo por algún sitio, y los últimos 3 años de mi vida, han sido de todo menos ordenado que se pueda decir. Jornadas de 12 horas de trabajo casi a diario, más desplazamientos por toda la geografía nacional y parte de la europea. Días de conducir 1000 km, tener 5 reuniones, y estar en la carretera desde las 4 de la mañana hasta las 23 horas de la noche. He aprendido muchísimo de todos con los que he compartido tiempo en mi vida profesional, tanto de lo bueno como de lo malo, pero ha sido a costa de mi salud, y de mi tiempo personal y del de los míos. Toca respirar hondo, y seguir peleando, porque a eso me han acostumbrado desde pequeño.

La pelea de hoy surge como la pasada, un whatsapp con Roberto a las 21:13 horas del miércoles, y el jueves ya tenemos plan para todo el día. El cueto Millaró o Brañacaballo (2.182 m), con un desnnivel a superar de unos 800 m, dado que vamos a salir del pueblo que da nombre al cueto que lo preside, Millaró.

El día D, recojo a mi hermano que se nos une en esta ascensión, y a Roberto. Hay ganas de pasarlo bien, y ya hemos empezado a planear la hora de la comida, en el Ezequiel de Villamanín!!!!! que para los que no los conozacais, os recomiendo la visita, y más aún comer en el restaurante o probar sus embutidos. Os aseguro que os dejarán un buen sabor de boca, asegurado.

Llegamos a Millaró, a eso de las 10:10 horas de la mañana, y 20 minutos después, ya estábamos encaminando la entrada del pueblo, desde la entrada de la cantera, donde dejamos el coche. Para o variar en nuestras últimas aventuras, unos simpáticos mástines, nos reciben con un coro de ladridos, que se escucha desde las primeras rampas de la pista de tierra por la que comenzamos a subir.

Mapa del IGN de la ruta desde Millaró al cueto


Hemos divisado un poco más arriba mientras nos equipábamos en el coche, que otras 2 personas van delante nuestro, suponemos que hacia el cueto.

La nieve aparece tras 30 minutos caminando por la pista de ascenso
Tras salvar las primeras pendientes, justo en una bifurcación del camino donde subimos por la parte izda, nos encontramos un cazador en un puesto. Tendremos que tener cuidado, no sea que nos peguen un tiro. Un aliciente más para la aventura.

Comenzamos a ver nieve en los laterales de la pista, y tras 30-40 minutos desde que iniciamos la aventura, aparece la nieve en nuestro camino. Decidimos no poner las raquetas aún, pero tras otros 20 minutos caminando, hacemos una parada de avituallamiento, y ya calzarnos las raquetas, al menos mi hermano y yo, porque Roberto, no se las puso, básicamente porque "le da pereza pujar por las raquetas, no me molan nada", jajajajajajajaja

Peña Ubiña al fondo. Preciosas vistas de la montaña leonesa
Todo el macizo de la Ubiña

El paisaje comienza a ser más blanco y las vistas más espectaculares. Si he de ser sincero, en este punto, ya comienza a pesar la subida, llevamos unas 1:45 horas caminando, y las rampas son acusadas, y más después de 2 meses y medio parado.

Peña Ubiña entre las nubes a la derecha de la imagen, y las "3 Marías" en el centro de la imagen 
Roberto y mi hermano, con el objetivo al fondo. Pinta blanco!!!!
Debemos estar a medio camino de la cima aún. Qué guay!!!!
Tras otros 20 minutos caminando con las raquetas, ya solo vemos la cima del cueto cubierta de blanco. Se parece a nuestro pequeño Everest, otro más para la colección, y que sean muchos más!!!

Subiremos por la arista que se aprecia en la derecha de la imagen
Llevamos 2 horas desde que salimos, y no hemos vuelto a ver a nuestros compañeros que salieron un poco antes del coche, pero si hemos encontrado sus huellas desde que comenzó la nieve en el camino.

Ya estamos en la base de la montaña, para ascender a la cima. Son unos 300 m los que se ven hasta lo que parece la cima, pero nos van a costar 3 minutos el ascenderlos. Mi hermano tras los primeros compases del ascenso, decide quitarse las raquetas, porque la nieve está tan blanda, que la raqueta resbala a pesar de la puntera de acero que llevan. Yo decido dejarlos puestos, porque los míos agarran más, al tener en la suela dos dientes, uno en la puntera y otro en el medio del pie, que hacen el efecto de crampón.

Tras 150 m de arista subidos, comienza a soplar un ligero viento. 50 m más arriba, el viento hace que nos paremos, para ponernos los cortavientos que llevamos en las mochilas, porque lo que hasta ahora había sido un agradable paseo con buen sol y temperatura, se estaba convirtiendo en un temporal.

Seguimos subiendo, y el viento nos hace perder pie cada dos por tres.

A pesar del viento, estamos disfrutando como niños
Ya queda poco, y a pesar del viento y de ir 3 pasos para adelante y uno o dos para atrás, logramos llegar a la falsa cumbre que llevamos divisando todo el tiempo. Se trata de una especie de pradera amplia que recorre toda la cima de la montaña. Divisamos el vértice que hace de cumbre, y nos encaminamos hacia él. Hay que coronar como se debe hacer

Como sopla tú!!!!! que frío!!!
En la cumbre!!!Había que sujetar hasta las capuchas para que no te la levantase el viento
Preciosa foto de la cumbre, con las Ubiñas al fondo
Las vistas desde la cumbre, solo se pueden describir en la siguiente imagen, porque no hay palabras

A ver si adivináis donde está "el Espi"
Vemos hasta el pico Espigüete y los picos más cercanos de los Picos de Europa. La próxima si hay crampones y piolet, será "el Espi" en invierno.

Comenzamos el descenso, pero en lugar de volver hacia atrás sobre nuestros pasos, decidimos bajar por la cara noreste de la montaña, hacia un valle en el que se divisan pistas por donde poder regresar al coche.

Como nos gusta el reto y la aventura en lugar de bajar cómodamente por la nieve hasta la primera pista que vemos, decidimos "atajar" monte abajo, hasta el siguiente enlace, para no dar un rodeo. Lo que e principio parecía ahorrar tiempo y rodeo, pronto se convierte en un mar de ramas y monte bajo, que nos obliga a pelearnos con agujeros, nieve por la cintura, y un sinfín de problemas y dificultades para avanzar.

Casi todo el camino, vamos bajando, por medio de la nieve y las retamas de piornos y siestas, con la nieve por la cintura. Es una tarea complicada el llegar a nuestro punto del camino a donde nos dirigimos.

Cueto Millaró desde el camino de la bajada. Por ahí en medio del valle, es por donde hemos bajado
Tras otra hora y media peleando con las ramas y las trampas. Tras haber cruzado 3 riachuelillos, siempre caminando por la margen izquierda del valle, por fin, llegamos al punto del camino donde queríamos reiniciar la marcha por la cómoda pista forestal.

Cogemos nuevamente por la pista de la izquierda, que aunque a priori parece que te aleja del punto de destino donde dejamos el coche, en realidad da un giro por la falda del valle hacia la derecha tras 15 minutos caminando siempre descendiendo, para ponerte en el final del pueblo de Millaró en 30 minutos desde que cogimos la pista.

Llegamos cansados al coche, tras 5 horas de aventura  y 3791 kcal quemadas según el pulsómetro. Esto se merece una buena comida en el Ezequiel.

Solo os dejaré una foto que describe lo que comimos:





martes, 23 de octubre de 2012

20121021 Pico Fontún por Cara Norte

Sábado, 23:28, whatsapp: Yo: "Estás despierto?" Robertín: "Si" Yo: "Subimos mañana?"

De esta manera, apenas 7 horas antes de tener que levantarme, comienza la subida al Pico Fontún:

Pico Fontún (1.953 m)
Lo habíamos hablado a comienzo de semana, pero hasta el sábado que tenía pensado subir, no se animó nadie a acompañarme, pero el sábado, Rober ya me mostró sus intenciones desde por la mañana.

Tras ese cruce de mensajes nocturnos, como el que está planeando algo ilícito, acordamos subir al pico por la cara norte, iniciando nuestra andadura, desde la carretera que va de Villamanín a Cármenes, justo a la altura del collado de ésta última población:

Dejamos el coche a las 9 de la mañana, en una zona de grava, justo en el alto pasado el pueblo de Fontún de la Tercia.

La mañana está levantando, y el coche marca que hay -2º, parece que vamos a pasar frío, el sol no ha comenzado a levantar por encima de la línea del horizonte de la carretera, dejándonos dos bonitas instantáneas:

Mirando a Cármenes, la salida del sol

Mirando a Fontún de la Tercia

Mientras nos preparamos, oimos ladrar unos perros, y es que justo enfrente de nosotros vemos unas vacas pastando, y los preceptivos mastines nos hacen el saludo oficial.

Emprendemos la marcha dirección sur, y subimos una pequeña loma, donde antes se encontraban los mastines, no hay ni rastro de ellos. Nos apresuramos a pasar un tramo de escobas, y se abre ante nosotros, un enorme valle que se extiende de este a oeste, y que no se divisa desde la carretera, a pesar de encontrarse a escasos 500 m de ésta. A la vista del panorama, saludamos a nuestro pico, y optamos por seguir por el valle de la derecha, que aunque tiene un curso de un arroyuelo, parece transitable y va directo a la falda del Fontún:

Desde lo alto de la loma que hemos subido desde la carretera

El Fontún dominando el paisaje, y el valle por el que ascenderemos
Nos internamos por el curso de agua, y a pesar de la humedad y el frío reinante a esta hora, y que por la altura del sol, no nos tocará hasta que estemos a media ladera, estamos sudando de lo lindo. Va a ser una ruta express, a las 14 tengo que estar de vuelta en León.

Tras media hora caminando desde que salimos del coche, nos encontramos a mitad del valle del arroyo, y vemos un pequeño refugio de pastores, y justo enfrente, una especia de cercado de piedra, seguramente para dejar los animales encerrados durante la noche, al cuidado de los pastores:

Pequeña cabaña de pastores

Cercado para ganado
Seguimos subiendo, y poco a poco, empezamos a hablar de por donde afrontar nuestro reto, dado que al ser una cima más o menos sobre una cresta que va de este a oeste, se aparecen muchas posibilidades, y no tenemos tiempo para errar en la ruta escogida, hemos venido a subir, y tenemos poco tiempo.

Tras llegar a ver la base de ladera por completo, llevamos caminando casi una hora, y nos queda otra para hacer la subida y comenzar el descenso. Decidimos subir por lo que parece ser un paso entre dos terrazas, justo enfrente de nosotros, para desde ahí, dirigirnos a la derecha de la ladera, directos a lo que parece una pequeña canal que sale directa a la cima, al oeste de la misma:

Parece haber un paso justo enfrente, y luego una canal al oeste directa a la cima
Atrás, dejamos un hermoso valle, todavía con la helada caida la noche anterior. Esperamos no tener problemas por este motivo, dado que aún, no ha levantado el sol con fuerza suficiente para descongelar las plantas y las rocas, y la mitad del ascenso, será a la sombra, hasta llegar a la terraza que se divisa:

Queda la helada de la noche anterior y muchos metros para el sol!!
Comenzamos a dejar atrás con ánimo las verdes laderas de la falda de la montaña, y nos dirigimos al paso que hemos venido estudiando. Como pensábamos, hay un acceso a la terraza superior, al sol, y a la canal por la que vamos a intentar subir.

Se nota ya la altura ganada, y el desnivel comienza a acusarse en las piernas. Llegamos al sol, y aprovechamos para quitarnos la prenda térmica que llevábamos, para no "cocernos en nuestro jugo". Las vistas son merecedoras de unas fotos:

Desde la terraza hacia el norte, el valle por el que hemos subido


Por fin el solecito!!

Enfilando por la terraza, hacia la canal que pretendemos subir

El desnivel de la ladera, hace que parezca que estamos a más altura
Tras otro rato caminando, agradeciendo el sol que cae sobre nuestras cabezas, que junto con el ejercicio, nos hace coger temperatura rápidamente, llegamos a la base de la canal, por la que vamos a intentar subir:

Directos hacia la canal de la derecha, pegados a la arista
Llegados al inicio de la canal, Rober, decide tirar por la que está a la izquierda y yo por la de la derecha. Tras llegar casi hasta el final por la que había elegido, me tengo que cambiar a la de Rober, que ya ha coronado, y me indica los apoyos de la subida, dado que en los metros finales, se hace necesario usar ambas manos para agarrarse. No es conveniente perder los apoyos, pués la caida sería "maja".

Por fin!! hemos llegado a la arista de la cima, solo 50 m. nos separan del punto más alto. Justo al coronar, oímos el repiqueteo de unos bastones contra la caliza que envuelve el entorno. Tenemos un compañero que está terminando de subir por la cara sur:


Las 3 Marías al fondo, y más lejos las Ubiñas

Menuda caida a la cara sur

Villamanín, y el valle de ascenso por la cara sur

Un día perfecto

La cima!! y la arista este por la que estuvimos tentados de bajar

Al fondo se veía León!!
Hemos tardado casi 2 horas desde que salimos del coche en llegar hasta la cima, y tras conversar con el compañero, nos informa de que ha subido por la cara sur desde Villamanín, en solo 1h 10'! eso si que es buen ritmo!! Aprovechando la situación, le pedimos que nos haga una foto:

Foto de cumbre, con las 3 Marías al fondo

La figura inconfundible de las 3 Marías, nos hace pensar en el siguiente reto?
Hemos decido intentar bajar por la arista este del Fontún, pero al aproximarnos, yo no me veo capaz de encaramarme a esa arista: acaba en punta de unos 30º, con mucho "patio" a ambos lados norte y sur, con una longitud de unos 30 m hasta lo que parece el acceso al valle más oriental de la ladera de la subida, tiene un corte en el metro 20 aproximadamente, que no se ve claro que manera hay de pasarlo. Otro vistazo a la terraza inferior que vemos al asomarnos desde el hito de la cima, nos convence de que la arista este parece complicada, y desde esta terraza, tampoco se ve mejor el bajar a la siguiente. El solo aún no aparece en este trozo, y la hierba y las rocas están congeladas a esta hora.

Tenemos que bajar por donde subimos, para no arriesgarnos a perder tiempo y algo peor...mi tripa (llevo con el estómago mal desde que salimos de León, y no se lo que aguantaré....ya me entendeis).

Ayudándonos de pies y manos de nuevo, emprendemos la bajada por el mismo sitio por donde hemos ascendido.

La media mañana nos da en el primer tramo de la canal. A partir de aquí, ya es camino fácil, a través de pradera, y algún pedregal que nos permite "esquiar" sobre las rocas para avanzar más rápido:

Esquiando en un pedregal

Es el Espiguete el del fondo?

En 20 minutos hemos descendido casi hasta la base del nacimiento del arroyo
Llegamos al arroyo, a buen ritmo, y ya comenzamos a oir el tintineo del ganado, que nos indica que estamos a punto de ver el valle por el que entramos, y el coche y el fin de nuestra aventura de hoy.

Efectivamente!! hay vacas por todos lados, cuando esta mañana solo había 2 vacas rumiando para recibirnos:

El prado se ha llenado de vacas

Una amiga se nos queda mirando!

Qué harán estos aquí? no les conozco...
Atravesamos el valle, y saludamos al pastor, que se encuentra en lo alto de la loma. En 500 m estaremos de nuevo en el coche.

Hemos tardado 3 horas y media desde que salimos del coche. Hemos disfrutado de lo lindo, pero mis tripas no paran de pedir una rendición, y tenemos que llegar a León.




lunes, 15 de octubre de 2012

20121013 Peña Ubiña

Esta es la primera ascensión tras un parón de 2 meses, durante los cuales, he sufrido una operación de nariz, para reorientar mi roto tabique, para que pueda respirar por ambas fosas. La operación ha sido un éxito, y decidí comenzar la nueva temporada de ascensos, con uno de los más bonitos recorridos que he hecho, por las vistas y por supuesto, la compañía.

Subimos 4 personas, todas menos una, "vírgenes" en la ascensión a esta peña. Acordamos que sería Vicen, nuestro guía y comenzamos a subir en la parte trasera de la pick-up, para salvar el camino de tierra inicial, y comenzar ya directamente a pie del sendero. A esto se llama subir como un "jefe". Jorge y yo vamos instalados junto con las mochilas en la parte trasera dando botes, mientras Rubén y Vicen, pilotan el coche cuesta arriba y van parando al lado de los caminantes que nos vamos encontrando, ofreciéndoles subir a la parte de atrás, y salvar el desnivel inicial.

Es increíble encontrarse en estos días a gente como Vicen y Rubén. Ambos son oriundos de La Majua y de Torrebarrio, siendo el de La Majúa, el que más veces ha subido a la peña.

El día comienza con niebla y unos 3-4º C, pero la previsión nos indica que va a ser un día de sol, perfecto para subir a la cima, antes de que comience a nevar. Son 24 h de ventana, entre la lluvia del día antes, y la nieve del día siguiente.

Comenzamos siguiendo un sendero de piedras, en dirección al collado que se adivina entre la Ubiña pequeña y la Ubiña grande. El sendero comienza pronto a ponerse cuesta arriba, y se hace necesario parar para recuperar el aliento. Las vistas a esta hora (9:45) son:

La vista de Peña Ubiña entre la niebla

Los metros avanzan, y sigue sin verse la Ubiña, pero se adivina su forma
Como por arte de magia, el cielo se aclara tras una media hora de paso ligero, con alguna parada para respirar y bajar el pulso, que según el pulsómetro, indica 172bpm. (no conviene esforzarse en exceso, tras tanto tiempo de parón y una operación), y nuestras espaldas, se puede apreciar el inmenso espéctaculo de la montaña, en su plenitud.

A nuestros piés, se ve el mar de nubes:

Desde la ladera de la Ubiña grande, apenas se ve el camino por el que hemos subido

La vistas en dirección sur

Las vistas al este

Unos metros más arriba, la vista nos deja sin palabras

La parte asturiana, un océano hasta el mar

Desde el collado entre las Ubiñas, en dirección sur

La Ubiña Pequeña desde el comienzo del ascenso a la Ubiña

Encaramados en la ladera de la Ubiña grande, miramos hacia la parte asturiana
A nuestro frente, se ve claramente la montaña a la que nos enfrentamos. Parece un fantasma surgido de entre la niebla, para darnos la bienvenida a su territorio, e invitarnos a conquistarlo:
La Ubiña pequeña desde el collado

Increible muro de contención en el collado

Vistas privilegiadas del valle por donde hemos subido a nuestra derecha

Las vistas desde la falda de la Ubiña, siguen mejorando, y comenzamos a sudar intensamente. Llevamos 1 hora aproximadamente de camino, y los músculos ya están calientes.

Se nota como los oriundos, nos sacan ventaja en el ascenso a cada zancada, debiendo parar a esperarnos. Esto de ser de la "city", tenía que tener desventajas...jajaja

Nos queda por delante una ascensión, desde los 2.000 m aproximadamente del collado, hasta la cima del Peña Ubiña, a 2.417 m. Es una ascención, fácil desde el punto de vista técnico, por la ruta por donde nos hemos encaminado, pero media debido a la inclinación del ascenso, siendo en algunos puntos bastante áereo, permitiendo divisar lo que te va quedando a tus piés, pero no siendo consciente de la altura final a la que nos tenemos que enfrentar.

Paramos tras 30' de ascenso por la falda que une el collado con la cresta de la peña, para descansar y tratar de divisar cuanto nos queda. El altímetro indica que estamos a 2.189 m, por lo que nos quedan aún otros dos tramos como el que acabamos de pasar:

Vista del collado desde donde hemos empezado la subida a la Ubiña grande

El collado queda lejos, y comienzan las primeras dificultades

Merecen la pena las vistas de la Ubiña pequeña, justo al comienzo de la primeras dificultades


Al fondo: San Emiliano, Torrebarrio, La Majua, Genestosa, Villargusán, Torrestío y  Candemuela

Primer valle después del collado a nuestras espaldas. Estamos a mitad de subida a la Ubiña grande

Miramos arriba, y no vemos el final de la ruta

Hay varios miradores en la ascensión, y merece la pena acercarse a ver...

El mar de nubes se comienza a dispersar a media mañana

Seguimos subiendo, y en seguida se nota la altura ganada en vertical

Por fin!!! el punto geodésico se encuentra a la vista, estamos ya cresteando por la cima

Tras otro descanso, pasados otros 30', nos encontramos con unos conocidos de Vicen Y Rubén, que ya han hecho cumbre, y nos animan diciendo que nos quedan 15'.

No nos mienten, y por fin, tras llegar al hombro de la Ubiña, divisamos a unos 300 m en línea recta, el punto geodésico, que indica la cumbre:

Las vistas de la misma cima!!! Torrebarrio, San Emiliano, ...

El viento reinante en la cima, hacía perder el equilibrio
Ofrenda a los dioses en forma de danza??
Tras un intenso ascenso, pasando por encima de canchares de piedras y usar las manos y pies en algunos puntos para poder progresar, nos merecemos una comilona. Enseguida aparecen de las mochilas de nuestros anfitriones, tortilla, chorizo de matanza casera de las casas de Vicen y Rubén, lomo casero, jamón, y queso, acompañados de pan de la panadería de San Emiliano.

Comienza a abrir la mañana, y hemos sido de los primeros en coronar, habiendo unas 15 personas cuando llegamos a la cima, hacia las 11:30 de la mañana. Tras las fotos de rigor, y los abrazos y comentarios con el resto de la gente, que esa hora está en la cima, admirando el paisaje, decidimos ponernos a cubierto del viento, en la parte que mira hacia Asturias, donde se puede divisar hasta el puntal de arena de lo que nos indican los que saben, es Gijón. Se aprecia igualmente el Espiguete, el inicio de los Picos de Europa, y los Montes de León, que hacen frontera con Galicia. Las vistas bien merecen la pena, todas las gotas de sudor derramadas en la subida.

La gente sigue llegando a la cima y nosotros, ya acomodados en una pradera de la cumbre, comenzamos a comer. El sabor de los embutidos caseros, no tiene palabras. La tortilla de huevos de gallinas caseras, se diferencia de la otra que trae Jorge, con huevos de supermercado. Ambas muy buenas. Comemos rodeados de gente, que apenas traen un bocata o sandwich para comer, o frutos secos y chocolate. Haciendo gala de la nobleza de que nos han demostrado durante todo el trayecto, Vicen y Rubén ofrecen comida al que quiera probarla:

La gente que nos miraba, se preguntaba si llevábamos algo más que comida en las mochilas. Menudo banquete!!!
Tras dar buena cuenta de los manjares de la tierra, reemprendemos el camino de vuelta, porque aún nos queda día por delante (son las 13:00 horas aproximadamente, y tenemos más visitas que realizar en la zona), para completar el resto del recorrido que tenemos en mente realizar, aunque ya sea desde la comodidad del coche.

En el camino de bajada, empezamos a encontrarnos con grupos de gente muy seguidos, lo que da la imagen de un camino de hormigas visto desde lejos, ya que debido a la verticalidad del descenso, y a la posición privilegiada que tenemos durante la bajada, se aprecian con claridad todas las personas que en ese momento están intentando cumbre.

El descenso comienza a buen ritmo, ayudándonos de pies y manos para progresar, teniendo que echar "culo a roca" con frecuencia, para poder pasar al mismo tiempo que las personas que intentan coronar la cima.

Tras 45' de descenso, llegamos a la parte final de la falda, donde ya comienzan a vislumbrarse las praderas que temprano por la mañana, la niebla no nos permitió ver con claridad.

El paisaje es impresionante, y el cansancio comienza a hacer mella, pero aún nos quedan muchos rincones por descubrir, y Rubén y Vicen, quieren enseñárnoslos, para que tengamos una visión más rica de estos parajes.

Por fín tras otros 45', rodeando la Ubiña por la falda en dirección oeste, llegamos a una pradera desde la que ya podemos divisar el vehículo.

Hemos invertido casi 5:30 horas en el trayecto, desde que salimos del coche, y son las 14:30 de la tarde. Momento perfecto para tomar una cerveza antes de montar nuevamente en la parte trasera de la pick-up para poder acercarnos hasta los lagos de Saliencia.Mientras avanzamos por el camino de tierra, podemos ver nuestro destino de esta mañana, enmarcado como en un cuadro. Se aprecia perfectamente las dos ubiñas, y la cordillera que da nombre:

La subida a los lagos de Saliencia desde la caja de la pick-up, nos permite sacar buenas fotos




Llegando a los lagos de Saliencia, Peña Ubiña sigue dominando el paisaje a nuestras espaldas

Tras media hora desde que salimos de San Emiliano en dirección a los lagos de Saliencia, llegamos por el camino de tierra a un aparcamiento bien asfaltado y con plazas delimitadas para estacionar, donde se aprecian autobuses, coches, motos y mucho ambiente. Desde la parte asturiana, el acceso es por carretera asfaltado al contrario que desde la parte leonesa, facilitando así que muchas de las personas allí presentes, hayan accedido por la parte astur. Comenzamos el camino de tierra que da acceso a los lagos, y tras un rato caminando por el camino de tierra que bordea la ladera de la montaña, por fin llegamos a ver el primer lago:

El primero de los lagos de Saliencia

La ruta de todos los lagos. Parece ideal para hacer con raquetas en invierno...

Campa al pié del primer lago. Desde aquí comienza la ruta

El entorno invita a realizar la ruta, y el tiempo acompaña igualmente, frenándonos únicamente el cansancio que ya acumulamos. No obstante, nos anotamos la ruta para hacerla otro día, sacando una foto al recorrido de la misma. Puede que este invierno caiga con las raquetas de nieve......

Tras coger el coche de nuevo, nuestros anfitriones, nos llevan a sacar "la foto" de Peña Ubiña y su entorno:

La Ubiña grande y la pequeña, desde el lugar "secreto"

La Ubiña grande y la pequeña, desde el lugar "secreto" (II)


No nos engañaban, tras haberle lanzado no menos de 20 fotos a las ubiñas, ninguna de ellas es como la que se muestra en las imágenes superiores.

El día toca a su fin, y nos despedimos de nuestro anfitriones. Ha sido una buena ruta, y un auténtico placer compartirla.